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Spanish post from 14yMedio by 14yMedio

Sancti Spíritus reconoce la escasez de efectivo y deja de abastecer los cajeros automáticos



"Los cajeros están de psicólogos: dando consultas nada más", dicen clientes en Holguín



El economista Pavel Vidal señala los siete factores que han provocado la falta de efectivo en la Isla, con el elevado déficit como raíz







Caption - Cola ante el cajero de la entrada del Banco Popular de Ahorro de Colón, en Sancti Spíritus / 14ymedio



14ymedio, Madrid, 24 April 2024 -- Sancti Spíritus es la primera provincia donde han reconocido la escasez de billetes en Cuba y tomado medidas drásticas. Desde ayer martes, informan los medios locales, "dada la baja disponibilidad de efectivo en circulación", el Banco de Crédito y Comercio (Bandec) dejó de abastecer los cajeros automáticos en toda la ciudad cabecera de la provincia. La medida, publica Radio Sancti Spíritus, puede extenderse a otros municipios.



A partir de ahora, dijo a la emisora oficial Luis Francisco Castro Díaz, gestor provincial de negocios de Bandec, cada persona que quiera extraer efectivo deberá pasar por las cajas, mostrando su carné de identidad y una tarjeta bancaria a su nombre. El máximo que podrá sacar son 5.000 pesos. "Tal vez hoy son 5.000 porque es la disponibilidad que tenemos para poder abastecer a la mayor cantidad de clientes posibles, pero a lo mejor mañana tenemos mayor disponibilidad de efectivo y podemos dar más", declaró, si bien omitió que podría ser también al contrario: que haya menos.



El funcionario explicó la situación que ya han descrito economistas independientes: "En un país que tiene el nivel de inflación que tenemos nosotros, que la masa de dinero que hay en circulación es cuatro o cinco veces la que requiere la economía de acuerdo al nivel de bienes y servicios que se presta, es realmente alarmante, y no hacemos nada con seguir imprimiendo dinero cuando no hay un respaldo en bienes y servicios". A la lección de capitalismo básico siguió enseguida la habitual excusa del régimen para todos los males económicos de la Isla: "Además de que todos sabemos del bloqueo, todos sabemos del déficit de divisas que tiene el país. Imprimir dinero, aunque se hace en una fábrica aquí en Cuba, todo, tanto el papel, como los pigmentos, como las propias maquinarias que hacen el dinero, hay que importarlo todo".



Precisamente este martes, el economista Pavel Vidal, profesor en la Universidad Javeriana de Cali (Colombia) y experto en el Banco Central de Cuba (BCC), respondía en un artículo de su blog a la pregunta “¿Por qué no hay dinero en los cajeros?”. El especialista concluía: “El origen de la escasez de efectivo es el exceso de emisión de pesos para financiar el agujero financiero en las cuentas del Estado en momentos en los que, además, se produce una recomposición de la masa monetaria a favor del efectivo”.



Vidal explica que el crecimiento del sector privado y de la economía informal, unidos a la desconfianza en las instituciones bancarias y la deficiente tecnología, se han conjugado para generar un demanda enorme de monedas y billetes. “El exceso de emisión monetaria, a su vez, alimenta la inflación de tres dígitos y la depreciación de la tasa de cambio informal, lo cual amplifica la necesidad de billetes que el BCC no ha podido imprimir”.



Antes de esta conclusión, ofrece un cúmulo de datos que ilustran a la perfección lo que está ocurriendo en las calles de la Isla. Según las cifras de la Oficina Nacional de Estadística e Información (Onei), la cantidad de efectivo en circulación se quintuplicó en Cuba entre 2018 y 2022, al pasar de 59.000 millones de pesos a 287.000. Si se mira con una perspectiva más amplia, se ve que de 2000 a 2019, la cantidad de dinero que poseía la población creció a un ritmo del 10% anual. Pero de 2020 a 2022, el crecimiento promedio fue de un 64% cada año.



En paralelo, la cantidad de dinero en depósitos ha ido perdiendo peso en la economía de los hogares. En 2018, las familias tenían aproximadamente la misma cantidad en el banco que en billetes (un 46% de efectivo), pero en 2022 la cantidad en manos de la población ascendía al 70% de su dinero, quedando las cuentas de ahorro en franco retroceso.







Caption - Dinero de las familias cubanas. / Pavel Vidal / Onei



¿Cómo se ha llegado hasta aquí? Vidal lo resume en siete factores, aunque se detiene particularmente en uno: el enorme déficit fiscal, que en 2024 ascenderá –según las previsiones– al 18,5% del PIB y es "el segundo porcentaje más alto desde la caída en 1993 a raíz del Período Especial", como admitió el propio ministro de Finanzas y Precios, Vladimir Regueiro.



El Gobierno cubano comenzó en 2015, señala Vidal, a superar largamente el 3% (considerado un bajo déficit a nivel internacional). En 2017 fue superior al 8% y en 2020, agravado por la pandemia, alcanzó el 17,7%. Desde 2019 hasta 2023 se han emitido 250.000 millones de pesos para financiar ese desbalance y solo para el año en curso se han previsto 140.000 millones más.



Aclara el economista una importante cuestión: se está emitiendo dinero, no moneda. “En pocas palabras, el Gobierno emite dinero de forma desproporcionada, pero no tiene los recursos para imprimirlo. No hay dólares para sufragar los gastos de la impresión de pesos”, detalla.



Aquí entra un nuevo factor, la inflación acumulada estos años –de dos dígitos en el mercado oficial y tres en el informal– y la devaluación de la moneda nacional frente a otras divisas, obliga a las familias a disponer de más dinero. De 2019 a 2022, los precios crecieron más de 11 veces, puntualiza Vidal. La tarea ordenamiento tiene mucho que decir en este terreno: suprimir el CUC obligó a una emisión muy importante de pesos, lo que conllevó una crisis de confianza en los bancos y la propia moneda, tras la pérdida de un 80% del poder adquisitivo.



La población ha acusado al naciente sector privado de ser parte de estos problemas. Vidal lo niega, pero sí menciona el efecto que genera en la economía nacional que las mipymes operen “con mecanismos de pago diferentes a los de la empresa estatal”, necesitando más efectivo. Por no hablar del desabastecimiento de los mercados mayoristas, que empuja a estos negocios a abastecerse en un mercado paralelo que exige efectivo.



A todos estos factores hay que añadir lo que Vidal llama “altos costos de transacción”. Se refiere, el experto, a lo que supone para un cubano hacer una operación bancaria –colas, tiempo, desplazamientos– por el mal funcionamiento de la tecnología. A pesar del empeño que han puesto las autoridades en la llamada bancarización, la intermitencia de la conexión se pone en evidencia cada vez que se aborda el tema, como ocurrió este fin de semana en Cubadebate al hablar de comercio electrónico: la mayoría de usuarios denunciaron que canales como Tu envío llevan meses sin funcionar, entre otras cosas.



Por último, dos decisiones del Gobierno han influido en todo esto. Por un lado la negativa, obligada posiblemente por los problemas económicos, a aumentar la denominación de los billetes. Como recuerda Vidal, 1.000 pesos, el mayor de ellos, son apenas tres dólares en el mercado informal. Por otro, las tasas de interés, la mayor arma empleada por los bancos centrales de multitud de países que, en el caso de Cuba, no se utiliza.



“Las tasas de interés nominales en los bancos se han mantenido fijas”, lo que se traduce, subraya el economista, en que las personas pierden dinero por tenerlo en el banco.



En toda la Isla, el peso cotiza al alza. El efectivo frente al bancarizado, claro. En las redes y los sitios de compraventa de moneda nacional, la falta de billetes ha proporcionado un nicho de mercado que se comporta de manera formidable. Si en agosto de 2023 un peso en efectivo se cambiaba a 1,10 en las entidades bancarias, este abril ya lo hacía a más de 1,20. El negocio sigue siendo prometedor por la incapacidad del Estado de elaborar y aplicar un programa de estabilización macroeconómica, a pesar de enunciarlo en infinitas reuniones del Gobierno y del Partido.



La situación ha derivado en que los ciudadanos, finalmente, renuncien a visitar los cajeros esperando que les den algo más que información de su saldo y movimientos. “Los cajeros automáticos aquí están de psicólogos”, cuenta con sorna un vecino de Holguín a este diario. “Dando consultas nada más”.



Hace meses que las colas en las sucursales son enormes, y sin madrugar es difícil salir con éxito de un cajero. “Tanto los cajeros como el banco dan los billetes chiquitos y los cajeros los cargan y a veces cuatro personas se lo llevan”, cuenta a 14ymedio Maritza, vecina de Sancti Spíritus. “Hace poco estaba en cola, junto con otra mucha gente, cargaron el cajero con 100.000 pesos, por última vez en el día, y se los llevaron cuatro clientes. Se tuvieron que ir todos sin dinerito a casa”, dice con resignación.



De ello habló también, justamente, el gestor de Bandec en Sancti Spíritus, al mencionar el "beneficio" que traerá consigo la nueva restricción en la ciudad: "Todos sabemos que a veces llega un cliente con siete u ocho tarjetas que no son de él y empieza a meterlas, porque usted puede tener diez tarjetas, que si tienen todas diferentes pines porque pertenecen a diferentes personas, puede extraer 80.000 pesos. Imagínese 10 tarjetas, me deja el cajero automático sin dinero".



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