Caption - En la estación de Manzanillo, la señalización ilegible, la precariedad de los aparatos y los oxidados mecanismos hacen imposible una acción rápida de desvío en caso de urgencia
Manzanillo/Una explanada de basura rodea la estación de ferrocarril de Manzanillo, donde impera el abandono, desde la vieja terminal hasta los semáforos mecánicos. Los trenes que recalan en ese puerto de la provincia de Granma sufren a menudo accidentes y descarrilamientos.
El más reciente de ellos –el del tren La Habana-Manzanillo, ocurrido el pasado 26 de marzo, sin heridos– hizo realidad los temores de quienes pasan diariamente sobre los raíles dañados. La clave está en el sistema de sujeción del carril, que lleva décadas sin mantenimiento: a años luz de las vías modernas, las de Cuba usan todavía traviesas de madera, completamente podridas en varios segmentos y con los clavos oxidados.
Como es frecuente que el raíl se desprenda de la traviesa, la separación correcta entre ambas líneas se desajusta y, cuando llega el vagón, no encuentra un carril estable para su movimiento. Esa fue la causa del descarrilamiento del 26 de marzo, además de la señalización ilegible, la precariedad de los aparatos y los oxidados mecanismos de la vía, que hacen imposible una acción rápida de desvío en caso de urgencia.
“Es un peligro real”, alerta Enrique, trabajador de Ferrocarriles en Manzanillo, que advierte de que es cuestión de tiempo antes de que el deficiente estado de las vías provoque un accidente de mayor envergadura.
Otro problema acuciante es el estado “vergonzoso” de la terminal, lamenta Enrique. El lado del edificio que da al andén es el más peligroso: el alero, que ha ido perdiendo tejas y vigas, se sostiene con unos escuálidos pies de madera, podridos por la lluvia. La peste, las plagas y la contaminación son también el pan de cada día, añade.
Ahora, tras el accidente –que atizó las preocupaciones de los trabajadores ferroviarios tanto como de los pasajeros–, Enrique y sus colegas demandan un mantenimiento urgente de la estructura y una solución a las montañas de basura que, día a día, se acumula frente a la estación. “Los Servicios Comunales no tienen los medios de transporte, ni suficientes trabajadores para limpiar los desechos sólidos que se encuentran en las vías férreas, lo que hace que el tren pase por verdaderos vertederos, con el consecuente peligro que esto conlleva”.
En cambio, “sí hay recursos para militarizar la estación”, se queja Enrique. Tras unos extraños descarrilamientos ocurridos en 2019 en varios puntos de la Isla, por los cuales sancionaron a varias personas, las autoridades establecieron cerca de la estación de Manzanillo una base del Ejército Juvenil del Trabajo (EJT). La presencia de los militares cerca de las vías incomoda a trabajadores como Enrique, que se desespera ante la imparable degradación de la infraestructura ferroviaria, en contraste con la pulcritud del monumento dedicado al líder comunista azucarero Jesús Menéndez Larrondo, asesinado en 1948 en la estación de Manzanillo.
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