Según contó el opositor al religioso, prefiere morir en la cárcel antes que abandonar la Isla por las presiones del régimen
14ymedio, La Havana, 17 September 2024 -- El arzobispo de Santiago de Cuba, Dionisio García Ibáñez, y el sacerdote Camilo de la Paz, a cargo de la Pastoral Penitenciaria de la diócesis, visitaron en prisión al opositor y líder de la Unión Patriótica (Unpacu) José Daniel Ferrer. El encuentro ocurrió el pasado 7 de septiembre, pero no fue hasta este lunes, nueve días después, que se conoció gracias a las declaraciones que Nelva Ortega Tamayo, esposa del preso político, dió a Martí Noticias.
Ortega dijo alegrarse de que “después de tanto tiempo”, una “persona de Dios” haya podido visitar a Ferrer y ofrecerle “aliento”. La mujer no ofreció demasiados detalles de la visita, pero explicó que, según pudo conocer de parte de los religiosos, el opositor se encuentra “estable” mental y físicamente. Su salud, sin embargo, preocupó al arzobispo y su acompañante.
“Exactamente, la parte de la salud no está bien”, dijo Ortega al medio, y aclaró que Ferrer le dijo García Ibáñez y De la Paz que sufría acidez, dolores estomacales y tiene un brazo “prácticamente tumbado”.
[[“Exactamente, la parte de la salud no está bien”, dijo Ortega al medio]]
No obstante, asegura que Ferrer sigue firme. “Se han mantenido el acoso, la represión y las amenazas de que se recuerde que puede pasar toda su vida en prisión si no decide salir del país, y él ha dejado bien claro que prefiere morir dentro antes que salir”, dijo Ortega, recordando que en numerosas ocasiones el régimen ha intentado forzar al exilio al opositor a cambio de su libertad.
Encerrado en una celda aislada, Ferrer continúa reclamando sus derechos de realizar llamadas –suspendidas desde hace un año y medio– y reunirse con su familia.
Ferrer fue uno de los presos de la llamada Primavera Negra de 2003, cuando fue condenado a muerte. Entonces, su pena fue conmutada por 25 años de cárcel gracias a las gestiones del Vaticano y la mediación de España.
Durante su actual condena –por intentar unirse a las protestas del 11J–, su familia, en especial su esposa, ha denunciado la constante negativa del régimen a dejar que reciba visitas familiares y conyugales. El pasado mayo, las autoridades del penal Mar Verde (Santiago de Cuba), donde se encuentra recluido el opositor, se limitaron a tomar una bolsa con alimentos y medicinas, a pesar de que Ortega, a quien la acompañaban su hijo de cuatro años, Daniel José, y su hijastra, Fátima, tenía una visita reglamentaria programada.
[[La esposa del líder de la Unpacu denunció que las autoridades no la dejaban ver a Ferrer desde hacía más de un año]]
Entonces, la esposa del líder de la Unpacu denunció que las autoridades no la dejaban ver a Ferrer desde hacía más de un año. “La dictadura se empeña en mantenerlo aislado no solo del resto de la población penal, sino también de su propia familia”, dijo Ortega en esa ocasión.
Antes de eso, solo el pasado 1 de abril las autoridades accedieron a que Ortega visitara a Ferrer durante “dos miserables minutos”. Entre las pocas palabras que intercambiaron, el opositor le pidió que denunciara su situación y la de otros presos que ya han cumplido sus respectivas condenas “hace meses”, pero continúan encarcelados. “La dictadura no los quiere en las calles”, sentenció entonces Ortega.
En numerosas ocasiones, debido a la incomunicación forzada, la familia de Ferrer y algunas instituciones independientes han solicitado una fe de vida del preso político.
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